dilluns, 8 d’abril del 2019

Mi negro pasado de Laura Esquivel



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Laura Esquivel es una de mis escritoras preferidas.

Cuando digo escritoras en femenino me refiero tanto a mujeres como a hombres. He de confesar que me llega más la literatura escrita por mujeres en general, aunque no todas, claro.
Acabo de terminar su novela “Mi negro pasado”, la tercera de la saga que comenzó con la famosísima y maravillosa “Como agua para chocolate”.

Una vez más, constato con agrado su sabiduría como escritora. Tiene la virtud de filtrar mensajes, ideas y denuncias en pequeñas dosis, entretejidas en la trama de la novela.


Llevándolo todo a su terreno tan impregnado de lo femenino, las tareas que tradicionalmente realizaban las mujeres, nos puede colar su parecer de cómo debería ser una buena crianza, o la contaminación que inunda alimentos, aire, agua. Explica incluso en términos de fisiología muy intuitiva, porqué se produce la obesidad, la relación con la comida y lo emocional.

Cuestiona también, de manera ligera per contundente, el rol productivo que exige a la mujer (o la mujer se autoexige) salir de casa a trabajar en detrimento de su bebé aún necesitado de su leche y su atención total.

Nos habla de la corrupción en las instituciones, de la genética apuntando a le epigenética, de la importancia de la pausa, del silencio, de recuperar labores como tejer, tan profundas y amorosas, de las tradiciones, del peso de los antepasados.
Y todos estos temas, a menudo, oscuros, tristes o indignantes, los va desgranando como sus queridas mujeres trabajando en la cocina, como si pelaran habas.

Y cómo mezcla lo antiguo con lo actual, internet, los móviles…capaz de modernizar tecnológicamente en un plis plas contratando una línea internet en la antigua casa familiar, donde se han vivido todas las penas y glorias, incendios orgiásticos, muertes, nacimientos, tristezas y alegrías.

Siempre entre cacerolas, mujeres sabias, bailes, lágrimas aromas y sabores, y siempre la música.
La música, las canciones, siempre están presentes en sus novelas.

Recuerdo su libro “La ley del amor” que llevaba adjunto un cd para ir escuchando las canciones cuando ella lo sugería. ¡Qué maravilla de libro! me llegó al alma, toda su sabiduría espiritual y consciente y ahí fue donde contacté con ella, al escribirle sobre los sentimientos y el estado en que me había dejado su libro y así surgió una bella amistad intercambiando música y libros y alguna excursión.

He leído casi todos sus libros y con cada uno mi admiración crece.
Mi fascinación por ese saber incrustar entre las rendijas de una historia que siempre mueve el alma y las emociones, los mensajes que ella, como ser consciente, comparte con todos nosotros, sus lectores. Y sin embargo capaz de hacer una literatura mainstream y también comercial.

Tengo ya otro libro suyo en la mesita de noche esperando. Y me deleito cuando entro en la cama, abro el libro y me transporta a su universo amoroso, femenino, poético y bello.

Mil gracias Laura, por favor, sigue escribiendo.






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