Contra todas las vacunas y a favor de la salud y la vida
1. Las vacunas se basan en una teoría de la enfermedad falsa:
la Teoría Microbiana o Teoría de la Infección que provocó una
supeditación de la medicina a los intereses de la industria
farmacéutica, y que sirvió de excusa para declarar la guerra a los
microbios, una guerra que ha resultado ser autodestructiva.
2. Las vacunas no encajan con el funcionamiento de la vida tal y como la han concebido las medicinas tradicionales de todo el mundo y como nos lo muestran descubrimientos recientes -y no tan recientes —pero olvidados, despreciados o directamente atacados— en Biología y en otras ciencias.
3. Las vacunas, por tanto, no tienen sentido biológico, lo cual significa que:
—las vacunas no pueden tener ningún efecto positivo:
esto explica que las vacunas no hayan acabado con las epidemias o
disminuido su incidencia. Los documentos históricos, datos, estadísticas
e informes no manipulados disponibles demuestran que la evolución de
las enfermedades consideradas “infecciosas” ha dependido de la evolución
de las condiciones de vida.
—las vacunas solo pueden tener efectos negativos.
Más aún: todas las vacunas tienen necesariamente consecuencias
negativas para la salud y la vida, que pueden ser más o menos graves e
incluso mortales, presentarse a corto, medio o largo plazo, y ser
reconocidas legalmente o no, aunque todas ellas estén documentadas con
rigor. En especial, es muy urgente investigar y precisar el papel de las
vacunas en general en el aumento del número de enfermos y en particular
en la irrupción y proliferación de las llamadas “enfermedades raras”.
4. Las vacunas, como todos los fármacos, están sometidas a la dinámica del poder económico, político y académico.
Esto significa que la información oficial que llega a la mayoría de la
población a través de los medios de masas es sesgada o falsa, que los
procesos de aprobación están condicionados, que las decisiones políticas
están influenciadas y que los programas de vacunación, tanto en el
mundo llamado “desarrollado” como en los países mal llamados “pobres”,
están controlados por grandes poderes que actúan a través de fundaciones
falsamente “filantrópicas”, de organismos internacionales financiados y
de la institución clave de la medicina industrial moderna: los
laboratorios farmacéuticos y, en particular en este caso, los fabricantes de vacunas.
5. Por tanto, el objetivo para quienes
estamos a favor de la salud y la vida no puede ser luchar por una
“vacunación libre, o por vacunas “seguras” o “eficaces” (ya que toda
vacuna es intrínsecamente insegura, imprevisible, ineficaz y peligrosa),
sino actuar para erradicar totalmente las vacunas
aportando información radical (de raíz) que ayude al mismo tiempo a
cambiar los conceptos de enfermedad y de salud, y, en consecuencia, el
actual modelo médico y los actuales sistemas sanitarios.
Invitamos a todas aquellas
organizaciones o personas que compartan este enfoque (y que todos
nosotros, partiendo de haber aceptado inicialmente la versión oficial,
llevamos muchos años ampliando con nuestro trabajo, nuestro aprendizaje y
nuestra voluntad de compartir información rigurosa y liberadora) a que
se sumen a esta iniciativa, a que la apoyen, la difundan y la impulsen
según sus posibilidades y su buen hacer.
17 de diciembre, 2019. Lluís Botinas (Presidente de Plural-21, asociación para el cuidado de la vida en un planeta vivo).
Lua Catalá (Pediatra). Enric Costa (Médico de familia). Jesús García
(Investigador social). Teresa Morera (Naturópata y ex farmacéutica).
Abraham Navarro (Antropólogo y coeditor de Cauac Editorial Nativa). Alicia Ninou (Periodista).
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