divendres, 15 de novembre del 2019

Antibióticos en pediatría a pesar de todo


 Una noticia que aparece hoy en los medios informativos me da pie para abordar el tema: 

La resistencia antimicrobiana: una amenaça que exigeix estratègies no convencionals

(Al estar en catalán os dejo aquí una página con un buen traductor)

Una vez más la medicina hegemónica sigue con la venda en los ojos y empeñada en su ceguera. Pasa algo parecido con las vacunas.

Parece que ahora toca divulgar que las infecciones no responden a los tratamientos antibióticos y que la causa de ello son las resistencias de los microbios. Como también siguen repitiendo que las vacunas son efectivas. 


Pues ni lo uno ni lo otro. No son las bacterias, multiresistentes o no, las causantes de las crisis de salud en los niños, lógico pues que los antibióticos no funcionen. Como no funcionan las vacunas, algo de fácil deducción cuando continuamente se producen brotes de enfermedades vacunables en niños vacunados de estas.

Sea una cuestión de intereses económicos o de intereses en mantener inamovible un paradigma obsoleto y de paso justificar puestos de trabajo de equipos de investigadores, el caso es que se niegan a abrir otras puertas que les llevarían a resultados diferentes y mucho más eficaces para la salud de las personas.
Es aquello de “si quieres resultados diferentes haz algo diferente”, una máxima que parece estar reñida con el establishment en general y el médico en particular, aunque sería el abc del verdadero científico.

La primera afirmación del artículo ya es falsa, está por demostrar que esas 29000 muertes cada año estén causadas por bacterias, sean o no multiresistentes. 

Y entrando en el concepto de multiresistencia, solo siento ganas de aplaudir a estos seres microscópicos y a la naturaleza que las ha creado por hacer un trabajo tan inteligente y bien terminado.
Si algún tóxico (antibiótico) ataca a un ente biológico (bacteria), esta crea mecanismos o procesos para evitar que dicho toxico la dañe. Parecido a lo que pasa con las ratas que se hacen resistentes a los venenos. Y eso, esa inteligencia biológica no podrá ser igualada por muchos equipos de investigadores y mucha financiación que reciban.

El hecho es que muchas “infecciones” no responden al tratamiento antibiótico simplemente porqué los microbios no son la causa de dicha enfermedad, sino unos colaboradores necesarios para un restablecimiento del equilibrio que alguna otra causa había alterado. 

Es bien sabido ya, por los que hace tiempo investigamos estos temas, que no se ha podido probar la llamada Teoría Microbiana, o sea, que el hecho de que las bacterias, hongos, o virus sean los causantes de enfermedades la ciencia nunca lo ha probado, es una teoría refutada y por tanto sin validez.
Esto se demuestra de muchas maneras que ahora no voy a desarrollar, aunque gran parte del mundo, sus instituciones, los medios de comunicación, la propaganda y la ciencia dogmática sigue actuando bajo estos postulados haciendo oídos sordos a lo que es la verdadera ciencia, la que refuta las premisas que no se han demostrado ciertas.

Por lo tanto, ya pueden ir inventando estrategias que por muy novedosas y prometedoras que pretendan ser, parece que no lo son tanto.
Modificar fármacos preexistentes para sortear las multiresistencias es algo que se lleva haciendo hace tiempo. La Amoxicilina-Clavulánico es un ejemplo de ello. Para que tuviera eficacia frente a gérmenes que ellos consideraban se habían hecho resistentes, se añadió a la amoxicilina (uno de los antibióticos más utilizados) este compuesto (clavulánico) y con ello lo único que consiguieron es un antibiótico con muy mala tolerancia digestiva. 

Cuando hablan de nanopartículas para aumentar la penetración del fármaco se me encienden todas las alertas, por el camino cada vez más “penetrante” y peligroso que están recorriendo en esta carrera imparable de biotecnologías, cada vez más desarrolladas en recursos pero menos en consciencia.

O cuando hablan de utilizar virus contra las bacterias y entran en una incoherencia total, en la cual los virus, tan pronto son sujetos peligrosísimos que nos pueden traer grandes pandemias como pueden ser soldados que matan a las terribles bacterias.

Mirar quien está impulsando este proyecto es revelador, un Instituto de Salud Global que financia La Caixa. El nombre que subliminalmente incluye el concepto “global”, es muy adecuado para lo que ellos consideran y venden como una “amenaza global”, lo cual justifica que bajo el ministerio de salud “global” que es la OMS, se implementen una vez más políticas sanitarias que son una imposición a la soberanía de países y de personas.

Que sea la industria farmacéutica la que parece negarse a investigar más en esta línea, es algo que llama la atención, pero que seguro que tiene alguna explicación oculta por ahora a nuestra vista. ¿No será que ya han visto que este producto tiene poco futuro? ¿No estarán buscando otros caminos para su negocio? Lo iremos observando, ya que parecen traerse algo entre manos.

A pesar de todo este planteamiento y de mi convicción absoluta de que los gérmenes no son esos enemigos que están acechando siempre, dispuestos a atacarnos y enfermarnos, he de aceptar con cierta resignación que este es el paradigma aún dominante, por mucho que algunos queramos desvelar otro modelo más acorde con la naturaleza.

Y algo que se puede comprobar en la práctica clínica es que hay diversos niveles de comprensión de la salud.

Aquellos que ni se plantean que haya algo erróneo en el paradigma médico dominante precisarán de antibióticos (o del nuevo invento que imponga la oficialidad oportunamente) para resolver sus procesos.

Otros que tendrán más apertura mental y empiezan a poner en duda que instituciones, gobiernos, hospitales, sanidad pública tengan la razón estarán abiertos a otros abordajes terapéuticos, como terapias naturales y holísticas, pero seguirán necesitando algo externo que actúe sobre una otitis, bronquitis, neumonía, etc. que son procesos inflamatorios de diversas causas. Entre ellas y muy importantes, las causas de origen psicológico o emocional.

En niños, esas causas son distorsiones de su entorno cercano, o sea, de sus adultos. Pero aunque se comprenda esto, la enorme marca del viejo paradigma microbiano sigue pesando en los inconscientes de pacientes y padres, que necesitan sustituir los antibióticos por otras sustancias externas que a menudo actúan como placebo.

Pocos, entienden y osan dejar actuar únicamente a la propia fuerza vital sin ningún apoyo externo, aunque presumo que este será el gran cambio futuro en el ámbito de la salud.

Siempre explico que los niños son como la grieta que deja asomar el conflicto de la dinámica de su familia, y lo he comprobado muchas veces. Amigdalitis que se repiten, otitis o bronquiolitis, cuando no son causadas por tóxicos como las vacunas, suelen serlo por dichos conflictos.
“Itis”, es el sufijo utilizado por los médicos para indicar inflamación, que no es lo mismo que infección. La inflamación de un tejido u órgano es una respuesta autoreparadora, como la fiebre y el resto de síntomas.

Sin ninguna convicción personal he utilizado en alguna ocasión los antibióticos por considerar que eran el único remedio en que confiaban unos padres - en momentos críticos de sus dinámicas psicológicas familiares - que por otra parte eligen medicina homeopática o natural para su hijo. Y ha funcionado. Igual que un antitérmico baja la tensión que genera el miedo a la fiebre por mucho que se expliquen a una madre los beneficios de la propia fiebre (aunque sea muy alta, que tenemos un magnifico termostato).

Así que diríamos que hay “medicinas” para diferentes abanicos de pacientes, según sea su nivel de comprensión de este nuevo (o no tan nuevo, ya que muchas culturas antiguas lo seguían) paradigma de salud.

Si ha sido necesario un tratamiento con fármacos como antibióticos, o antitérmicos para solventar una crisis en base a lo dicho arriba, creo que cuanto más tarde se empleen o lo que es lo mismo, cuanto más tiempo de trabajar haya tenido el organismo sin injerencias farmacológicas, menor será el perjuicio para la salud. 

Aun así, y hablando siempre de la salud infantil, el niño es muy plástico, muy poco cargado todavía de capas densas, un organismo más cercano a la pureza (sobre todo si no ha sido vacunado y tiene hábitos saludables) y por ello tomas puntuales de fármacos son limpiadas o depuradas fácil y rápidamente si se respetan dietas ligeras, descanso, convalecencias tranquilas y mucho cuidado amoroso.




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