Una noticia que aparece hoy en los medios informativos me da pie para abordar el tema:
La resistencia antimicrobiana: una amenaça que exigeix estratègies no convencionals
(Al estar en catalán os dejo aquí una página con un buen traductor)
Una
vez más la medicina hegemónica sigue con la venda en los ojos y empeñada en su
ceguera. Pasa algo parecido con las vacunas.
Parece
que ahora toca divulgar que las infecciones no responden a los tratamientos
antibióticos y que la causa de ello son las resistencias de los microbios. Como
también siguen repitiendo que las vacunas son efectivas.
Pues
ni lo uno ni lo otro. No son las bacterias, multiresistentes o no, las causantes
de las crisis de salud en los niños, lógico pues que los antibióticos no
funcionen. Como no funcionan las vacunas, algo de fácil deducción cuando
continuamente se producen brotes de enfermedades vacunables en niños vacunados
de estas.
Sea
una cuestión de intereses económicos o de intereses en mantener inamovible un paradigma
obsoleto y de paso justificar puestos de trabajo de equipos de investigadores,
el caso es que se niegan a abrir otras puertas que les llevarían a resultados
diferentes y mucho más eficaces para la salud de las personas.
Es
aquello de “si quieres resultados diferentes haz algo diferente”, una máxima
que parece estar reñida con el establishment
en general y el médico en particular, aunque sería el abc del verdadero
científico.
La
primera afirmación del artículo ya es falsa, está por demostrar que esas 29000
muertes cada año estén causadas por bacterias, sean o no multiresistentes.
Y
entrando en el concepto de multiresistencia, solo siento ganas de aplaudir a
estos seres microscópicos y a la naturaleza que las ha creado por hacer un
trabajo tan inteligente y bien terminado.
Si algún
tóxico (antibiótico) ataca a un ente biológico (bacteria), esta crea mecanismos
o procesos para evitar que dicho toxico la dañe. Parecido a lo que pasa con las
ratas que se hacen resistentes a los venenos. Y eso, esa inteligencia biológica
no podrá ser igualada por muchos equipos de investigadores y mucha financiación
que reciban.
El
hecho es que muchas “infecciones” no responden al tratamiento antibiótico
simplemente porqué los microbios no son la causa de dicha enfermedad, sino unos
colaboradores necesarios para un restablecimiento del equilibrio que alguna
otra causa había alterado.
Es
bien sabido ya, por los que hace tiempo investigamos estos temas, que no se ha
podido probar la llamada Teoría Microbiana, o sea, que el hecho de que las
bacterias, hongos, o virus sean los causantes de enfermedades la ciencia nunca
lo ha probado, es una teoría refutada y por tanto sin validez.
Esto
se demuestra de muchas maneras que ahora no voy a desarrollar, aunque gran
parte del mundo, sus instituciones, los medios de comunicación, la propaganda y
la ciencia dogmática sigue actuando bajo estos postulados haciendo oídos sordos
a lo que es la verdadera ciencia, la que refuta las premisas que no se han
demostrado ciertas.
Por
lo tanto, ya pueden ir inventando estrategias que por muy novedosas y
prometedoras que pretendan ser, parece que no lo son tanto.
Modificar
fármacos preexistentes para sortear las multiresistencias es algo que se lleva
haciendo hace tiempo. La Amoxicilina-Clavulánico es un ejemplo de ello. Para que
tuviera eficacia frente a gérmenes que ellos consideraban se habían hecho
resistentes, se añadió a la amoxicilina (uno de los antibióticos más
utilizados) este compuesto (clavulánico) y con ello lo único que consiguieron es
un antibiótico con muy mala tolerancia digestiva.
Cuando
hablan de nanopartículas para aumentar la penetración del fármaco se me
encienden todas las alertas, por el camino cada vez más “penetrante” y peligroso
que están recorriendo en esta carrera imparable de biotecnologías, cada vez más
desarrolladas en recursos pero menos en consciencia.
O
cuando hablan de utilizar virus contra las bacterias y entran en una
incoherencia total, en la cual los virus, tan pronto son sujetos peligrosísimos
que nos pueden traer grandes pandemias como pueden ser soldados que matan a las
terribles bacterias.
Mirar
quien está impulsando este proyecto es revelador, un Instituto de Salud Global que
financia La Caixa. El nombre que subliminalmente incluye el concepto “global”, es
muy adecuado para lo que ellos consideran y venden como una “amenaza global”,
lo cual justifica que bajo el ministerio de salud “global” que es la OMS,
se implementen una vez más políticas sanitarias que son una imposición a la soberanía
de países y de personas.
Que
sea la industria farmacéutica la que parece negarse a investigar más en esta línea,
es algo que llama la atención, pero que seguro que tiene alguna explicación
oculta por ahora a nuestra vista. ¿No será que ya han visto que este producto
tiene poco futuro? ¿No estarán buscando otros caminos para su negocio? Lo
iremos observando, ya que parecen traerse algo entre manos.
A
pesar de todo este planteamiento y de mi convicción absoluta de que los
gérmenes no son esos enemigos que están acechando siempre, dispuestos a
atacarnos y enfermarnos, he de aceptar con cierta resignación que este es el
paradigma aún dominante, por mucho que algunos queramos desvelar otro modelo más acorde con la naturaleza.
Y
algo que se puede comprobar en la práctica clínica es que hay diversos niveles
de comprensión de la salud.
Aquellos
que ni se plantean que haya algo erróneo en el paradigma médico dominante
precisarán de antibióticos (o del nuevo invento que imponga la oficialidad
oportunamente) para resolver sus procesos.
Otros
que tendrán más apertura mental y empiezan a poner en duda que instituciones,
gobiernos, hospitales, sanidad pública tengan la razón estarán abiertos a otros
abordajes terapéuticos, como terapias naturales y holísticas, pero seguirán
necesitando algo externo que actúe sobre una otitis, bronquitis, neumonía, etc.
que son procesos inflamatorios de diversas causas. Entre ellas y muy importantes,
las causas de origen psicológico o emocional.
En
niños, esas causas son distorsiones de su entorno cercano, o sea, de sus
adultos. Pero aunque se comprenda esto, la enorme marca del viejo paradigma
microbiano sigue pesando en los inconscientes de pacientes y padres, que necesitan
sustituir los antibióticos por otras sustancias externas que a menudo actúan como
placebo.
Pocos,
entienden y osan dejar actuar únicamente a la propia fuerza vital sin ningún
apoyo externo, aunque presumo que este será el gran cambio futuro en el ámbito
de la salud.
Siempre
explico que los niños son como la grieta que deja asomar el conflicto de la
dinámica de su familia, y lo he comprobado muchas veces. Amigdalitis que se
repiten, otitis o bronquiolitis, cuando no son causadas por tóxicos como las vacunas,
suelen serlo por dichos conflictos.
“Itis”,
es el sufijo utilizado por los médicos para indicar inflamación, que no es lo
mismo que infección. La inflamación de un tejido u órgano es una respuesta
autoreparadora, como la fiebre y el resto de síntomas.
Sin
ninguna convicción personal he utilizado en alguna ocasión los antibióticos por
considerar que eran el único remedio en que confiaban unos padres - en momentos
críticos de sus dinámicas psicológicas familiares - que por otra parte eligen
medicina homeopática o natural para su hijo. Y ha funcionado. Igual que un
antitérmico baja la tensión que genera el miedo a la fiebre por mucho que se
expliquen a una madre los beneficios de la propia fiebre (aunque sea muy alta,
que tenemos un magnifico termostato).
Así
que diríamos que hay “medicinas” para diferentes abanicos de pacientes, según sea
su nivel de comprensión de este nuevo (o no tan nuevo, ya que muchas culturas antiguas
lo seguían) paradigma de salud.
Si
ha sido necesario un tratamiento con fármacos como antibióticos, o antitérmicos
para solventar una crisis en base a lo dicho arriba, creo que cuanto más tarde
se empleen o lo que es lo mismo, cuanto más tiempo de trabajar haya tenido el
organismo sin injerencias farmacológicas, menor será el perjuicio para la salud.
Aun
así, y hablando siempre de la salud infantil, el niño es muy plástico, muy poco
cargado todavía de capas densas, un organismo más cercano a la pureza (sobre
todo si no ha sido vacunado y tiene hábitos saludables) y por ello tomas
puntuales de fármacos son limpiadas o depuradas fácil y rápidamente si se
respetan dietas ligeras, descanso, convalecencias tranquilas y mucho cuidado
amoroso.
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