dimarts, 30 d’abril del 2024

Angustia de Género (Gender Distress)

 En Reino Unido ya están empezando a retroceder con todo el tema de los adolescentes que presentan conflictos con su género. El daño tanto físico como psicológico y emocional de los pacientes tratados con bloqueadores de la pubertad, tratamientos hormonales o quirúrgicos está provocando un movimiento de los profesionales, médicos, psiquiatras, en que ya no quieren esconder más su desacuerdo.

Sé de fuentes del mismo centro Tavistock - tan denostado entre la disidencia por sus experimentos con ingeniería social y que seguro eran ciertos - que la clínica con el mismo nombre (uno es el instituto y otro la clínica) donde hay un departamento de género, está cuestionándose dichos protocolos y además ya empiezan a salir artículos científicos al respecto.

Profesionales de dentro de la misma clínica están manifestándose muy críticos respecto a este enfoque impuesto por el poderoso lobby, que controla a nivel político cómo se debe tratar un síntoma o un conflicto que intencionadamente han convertido en una “afirmación incuestionable”.

 Por ejemplo, un artículo firmado por David Bell, un psiquiatra retirado y ex presidente de la Sociedad Psicoanalítica Británica, titulado:

La revisión de Cass de los servicios de identidad de género marca un regreso a la razón y a la evidencia: hay que defenderla.

Hillary Cass ha hecho la revisión más extensa y exhaustiva basada en evidencia sobre el tratamiento para niños que experimentan angustia de género jamás realizada.

https://www.theguardian.com/commentisfree/2024/apr/26/cass-review-gender-identity-services-report

Párrafos como el de abajo dejan bien claro que hay un desacuerdo de los mismos profesionales, que aún bajo amenazas de sanciones y descrédito se atreven a alzar la voz:

La política de “afirmación” –es decir, aceptar rápidamente con un niño que es del sexo equivocado– fue una postura clínica inapropiada provocada por grupos activistas influyentes y algunos altos funcionarios del servicio de desarrollo de identidad de género (Gids), lo que resultó en una distorsión del dominio clínico. Los estudios indican que la mayoría de los niños, en ausencia de intervención médica, desistirán, es decir, cambiarán de opinión.

Los numerosos y complejos problemas que afectan a estos jóvenes quedaron sin abordarse una vez que se los consideró de manera simplista a través del prisma del género. Cass amablemente llama a esto “eclipsamiento del diagnóstico”. Así, los niños sufrieron tres veces: porque no se abordaron adecuadamente todos sus problemas; al ser colocado en un camino para el cual no hay evidencia adecuada y para el cual existe un riesgo considerable de daño; y, por último, porque los niños creían, con razón, que todos sus problemas desaparecerían una vez que hicieran la transición. Creo que no es posible que un niño en estados agudos de tormento pueda pensar en las consecuencias de una futura transición médica. A los niños les cuesta incluso imaginarse a sí mismos en un cuerpo sexual adulto.

Aquí un video (en inglés) donde la Dra. Cass explica su informe, nada menos que de la revista British Medical Journal (parece que la prestigiosa publicación ya también está retrocediendo en su postura tan oficialista en todo ¡hay esperanza para el mundo!) https://www.youtube.com/watch?v=gNTkEoSAaKI

Marcus Evans, otro psicoanalista relacionado a dicha institución, publica un artículo con este resumen:

Las derivaciones (particularmente femeninas) a clínicas de identidad de género han aumentado significativamente en los últimos años. Comprender las razones de este aumento y cómo responder se ve obstaculizado por un debate políticamente cargado sobre la identidad de género. Este artículo comienza con una discusión sobre el llamado "enfoque afirmativo" de la disforia de género y considera las implicaciones del Memorando de Entendimiento sobre la terapia de conversión. Luego digo algo sobre la relación entre la disforia de género y los problemas de desarrollo característicos de la adolescencia. Finalmente, describo los cambios que se necesitan en el enfoque actual para hacer nuestro mejor esfuerzo para garantizar que estos pacientes reciban el tratamiento adecuado.

https://www.cambridge.org/core/journals/bjpsych-bulletin/article/freedom-to-think-the-need-for-thorough-assessment-and-treatment-of-gender-dysphoric-children/F4B7F5CAFC0D0BE9FF3C7886BA6E904B

Algunos de estos profesionales están ya siendo contactados por pacientes adultos arrepentidos de su cambio de género y ahora se están dando indicaciones para abordar ya dichos casos de manera reflexiva y profundizando, como siempre se ha hecho. El dolor y decepción de todos los pacientes arrepentidos de su cambio de sexo debería ser el faro para todos los que se dejan engañar, sobre todo adolescentes, por esa corriente perversa con cara de ONG benevolente.

Hace unos 20 años, un psiquiatra que inició una investigación sobre unos pocos casos aislados de angustia de género, con el propósito de ahondar en causas y conflictos emocionales, fue contratado en la clínica Tavistock donde se creó el departamento de género. Pero si al principio el enfoque de este departamento era tratar este síntoma como otro cualquiera, al cabo de un tiempo las políticas impuestas desde fuera de esta institución tomaron el mando y el poder desoyendo los criterios clínicos y psicológicos para el abordaje del tema.

Lo que yo no sabía y me enteré gracias a un profesional que conoce los entresijos de la clínica Tavistock, es que cualquier psicólogo, psiquiatra o profesional que trate a estos pacientes y no practique esta “política de afirmación”, es decir que acepte dicho síntoma de angustia por sentirse mal con su sexo biológico, está expuesto a costosas sanciones económicas y por supuesto a perder su puesto de trabajo. Y eso no sólo pasa allá, sino también en nuestro país. Concretamente me habló de casos en que han sido denunciados por el propio paciente.

Lo cual me explica por qué casos conocidos de adolescentes con dicha angustia nunca sacan el agua clara en sus procesos terapéuticos con psicólogos que no profundizan en nada de su psique para evitar problemas y simplemente les dan la razón. Y también me enteré de un grupo de psicólogas españolas clandestinas, que se hacen llamar Red Casandra, que ante todo defienden su honradez y profesionalidad a la hora de ejercer su trabajo burlando las políticas de grupos de poder que sólo buscan la confusión y el transhumanismo.

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