Hay
un camino particular que lleva al reencuentro con tu Ser. Y es particular, este
camino, porqué solo tú lo puedes recorrer. Como mucho alguien a quien tú le
permites, te puede acompañar un tramo, pero es un camino de soledad.
No
es fácil el recorrido, hay que hacer frente a tu sombra, traspasar obstáculos,
afrontar miedos y heridas, dolor y tristezas.
Eres
como una lámpara y conforme vas avanzando, vas iluminando tu oscuridad y eso
lleva a expandir tu conciencia.
El
camino se inicia con sensación de estar perdido, de desconcierto, de caos, de
transitar una región desconocida. Por eso se agradece al principio algún guía que
sepa de recorrer caminos particulares.
Pero
el guía debe dejarte solo en cierto momento, es la única manera de avanzar por
el lugar correcto.
A
cada nuevo obstáculo superado hay un subidón de alegría, a la par que una
recuperación de energía y el entusiasmo de empezar a reconocer el paisaje. No olvides
que estás volviendo a casa y que poco a poco vas recordando quien eres y de
donde procedes.
Y
conforme avanzas vas dejando lastre, vas desprogramándote, eliminando todas
aquellas creencias, ideas, convicciones que te habían introducido en el sistema
y eso, te quita peso, empiezas a caminar más ligero, más sutil.
No
es ninguna evolución hacia nada nuevo lo que haces, es la vuelta a lo que ya
eres, es un reencuentro contigo mismo después de hallarte perdido por mucho
tiempo.
No
es un nuevo hombre el que buscas, es el anciano-niño-joven atemporal que siempre
ha estado y siempre está, encuentras al Eterno.
Y la
sombra, la programación y todos los restos a eliminar forman parte de tu
experiencia. Se pueden haber incrustado en tu alma en esta vida actual, en
otras experiencias extra mundanas, en las cargas familiares que pasan de padres
a hijos, hasta que algún guerreo decide deshacerse de ellas. Son las
experiencias no resueltas, enquistadas, ocultas que van creciendo en la
oscuridad.
Mientras
sigan ahí, encerradas, sin ver la luz ni ventilarse, van a ir creciendo poco a
poco, a veces repitiendo las situaciones molestas que nos generan para que las
atendamos (las órbitas en las que estamos dando vueltas). Otras veces cambiando
la forma de llamar nuestra atención, pero siempre ahí y siempre más y más
grandes.
Un
egregor energético de la oscuridad que se manifiesta en forma de miedo,
monstruo, fantasma y que se va heredando en los linajes familiares, grupales o nacionales,
hasta que algún valiente lo enfrenta, mira los ojos del monstruo y este se
deshace como la niebla.
El HÉROE
De
ahí tantas leyendas y mitos, cuentos sobre dragones y héroes que vencen al monstruo.
Figuras arquetípicas del inconsciente colectivo de la humanidad y por tanto de
toda la Tierra. Tendrá diferentes formas y paisajes según el área geográfica,
pero la historia central, la esencia, siempre es la misma.
Los
héroes suelen ser hombres y es que es el aspecto masculino de nuestra alma, el ánimus junguiano, el que hace este
trabajo.
Pero
desde una visión limitada y pobre de esta nuestra limitada y pobre era moderna,
que no ve más allá de sus narices, se pretende feminizar al héroe, quitándole así
toda la fuerza, debilitando esa energía fabulosa que nos hace a hombres y
mujeres, enfrentar nuestros fantasmas.
Ese
empeño en querer cambiar los sexos de los arquetipos, masculinizar a las hembras
o feminizar a los machos demuestra que no se ha entendido nada, que hay una
interpretación poco inteligente de la psique humana.
Las
caperucitas que se comen lobos, las bellas que despiertan con un beso a príncipes
durmientes, o las caballeras que con su espada derrotan al enemigo, son solo
necedades de esa tendencia moderna a destruir las claras identidades biológicas
y por ende, las psiques de las personas.
La
modernidad no puede nunca superar a las viejas tradiciones (las de verdad
ancestrales reflejo de sabiduría, no las que nos explican tergiversando la
historia) que se han ido transmitiendo de generación en generación a través de
las leyendas, mitos y cuentos.
La
modernidad es un invento para manipular y esclavizar más al humano, para
confundirlo y perderlo en un desierto sin señales ni referencias.
Lo mismo
que hay un sexo biológico y natural del cuerpo físico, existen atributos
femeninos y masculinos claros y bien definidos en nuestra alma y tienen una
función. Es nuestro trabajo recuperar la limpieza y eficacia de las funciones
del cuerpo y el alma.
Y
está claro que hay mucha sombra, mucho dolor, mucha herida que sanar, mucho
programa que resetear, pero ahí está la misión de cada Ser.
Y
por cierto…¿verdad que mamá os enseñó a lavaros cuando os ensuciabais en los
charcos? ¿Verdad que ella os limpiaba de pequeños y poco a poco os adiestraba
en vuestro aprendizaje a eliminar la suciedad de vuestro cuerpo?
Pues
bien, eso mismo habría que aplicar a la suciedad de nuestro campo energético,
de nuestros cuerpos sutiles. Si vas siempre a que mamá te lave y no aprendes a
hacerlo tú mismo, siempre necesitarás a mamá o siempre estarás sucio.
¿Mamá
también te enseño como ensuciarte menos? Si no, siempre puedes aprender, que ya
eres mayorcito.
Lua
Català
22
juliol 2019
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